3×3 Fauna Silvestre desde Iquitos

En nuestro país, el aprovechamiento y comercialización de la fauna silvestre por parte de la población que vive cerca o en los bosques, especialmente en la Amazonía, es una realidad de todos los días. Sin embargo, en el Perú la comercialización de la fauna de los bosques no esta permitida por ley.

Sin duda, la intención de prohibir la comercialización de la fauna silvestre, está respaldada por la idea que de ser una actividad abierta a cualquiera, nos tomaría pocos años acabar con todos los animales del bosque y con esto se pondría en riesgo la seguridad alimentaria de miles de pobladores (especialmente aquellos rurales) que dependen directamente de este recurso para su subsistencia.

Sin embargo, luego de varios años de prohibición, aún se comercializan animales y en grandes volúmenes. Para Lourdes Ruck, Jefa de la Reserva Nacional Pucacuro, SERNANP, es necesario sincerar la normativa, que no se adecua a la realidad en la principales ciudades amazónicas, especialmente Iquitos “La comercialización de carne de monte es ilegal de acuerdo a nuestra normativa, sin embargo, en los mercados principales de Iquitos, se comercializa más de 300 toneladas de carne de monte al año, que proviene de la cacería de subsistencia”.

Para Javier Noriega, Jefe de la Reserva Nacional Pacaya Samiria, SERNANP, esta práctica es parte de la vida del poblador amazónico, “muchas veces los pobladores usan parte de ese producto (la fauna cazada) para vender y con ese dinero poder comprar jabón, querosene, azúcar, todos esos bienes también forman parte de su subsistencia”, esto no significa que no haya gente que realiza operaciones de caza a gran escala, pero sí que un gran componente de esta fauna comercializada proviene de la actividad de subsistencia de pobladores.

De acuerdo con varios especialistas, dos de los problemas que surgen de una legislación inflexible con respecto a este tema es que por un lado, el Estado pierde toda capacidad de regular una actividad que ocurre y se seguirá dando, y por otro se priva a los pobladores locales de la posibilidad de tener un ingreso legal, a partir de la venta de fauna manejada.

Una forma de cambiar esta situación, desde el reglamento de la nueva ley forestal es que el concepto mismo de cacería de subsistencia sea modificado, pasando de referirse al aprovechamiento válido exclusivamente para consumo directo, a uno que contempla la posibilidad de que una parte del recurso sea comercializado.

Pero, como bien nos explica Christian Gonzales, Jefe de el Área de Conservación Regional Ampiyacu – Ampayacu, PROCREL, no se trata de permitir la comercialización así nomas, la idea es que comercializar sea posible para los pobladores locales, pero siempre y cuando, esta actividad sea regulada, es decir, que el aprovechamiento y comercialización de la fauna sea producto del manejo sostenible de las poblaciones, y que se sustente en acuerdos realizados por los mismos pobladores.

De esta forma, se involucra a la población local, al mismo tiempo que se genera información que servirá para la futura toma de decisiones con respecto a la cantidad de fauna que se puede aprovechar, al estado de las poblaciones silvestres y con esto la gestión de nuestros recursos será mas sostenible.